#Perfil | La travesía de Andy Adrián - Federación Deportiva Peruana de Hockey

#Perfil | La travesía de Andy Adrián

15/09/2018

Por: Luis Núñez
Fotos: Erikson Montenegro, Talía Vargas, Angélica Cabrejos, álbum personal (Andy Adrián)

En junio de 2007, la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA), con sede en el estado de Vargas, se prepara para competir –nuevamente, porque sucede año tras año–  en un torneo de hockey entre universidades. Existe un acuerdo con la Federación Venezolana de Hockey y la participación de distintas instituciones educativas, entre ellas la UNEFA, es obligatoria. Sin embargo, para la ocasión, la convocatoria no reúne el mínimo de jugadores para asistir al campeonato. Bajo la amenaza de no participar en los Juegos Nacionales de la Universidad, ocho jóvenes son forzados a jugar. Entre ellos, se encuentra un jovencísimo Andy Adrián (9 de junio de 1988) que no llega a la veintena de edad.

Andy, jardinero central en béisbol y delantero en fútbol, jamás había tocado un ‘stick’. A pesar de ello, se las arregló y combinó la técnica del ‘swing’ y el olfato goleador para moldear a uno de los mejores hockistas de la historia reciente de Venezuela. “De los ocho que fuimos, ninguno regresó al equipo de fútbol: todos nos quedamos jugando hockey”, recuerda. Este es el inicio de la historia de Andy Adrián ligada a este deporte.

Todo pasó muy rápido para el varguense. A finales de ese año, Adrián recibió una llamada. Con miras al Campeonato Sudamericano de Hockey sobre césped Uruguay 2008 y los III Juegos del ALBA Cuba 2009, Pablo Maloberti, entrenador de la selección venezolana de hockey sobre césped, decidió convocarlo por primera vez al equipo nacional. Sin embargo, lo que marcó su carrera no fue el llamado del seleccionador, sino una frase de su padre.

“Mi papá es medalla de plata en lucha grecorromana los Juegos Centroamericanos de 1962. Me acuerdo que estaba tomándose una sopa en el patio y le digo (que había sido convocado a la selección). Voltea, me ve, se toma dos cucharillas y pienso: ‘¿No me va a decir nada?’ Entonces, voltea y me dijo: ‘Felicitaciones. Solo te voy a decir algo: Si quieres correr como demonio, entrénate en el infierno’. ¡Vayas palabras me dijo! Desde ahí siempre lo he tomado así. Cada entrenamiento es el infierno. Con el perdón de Dios, porque soy católico y siempre lo tengo adelante, pero esas palabras de mi padre quedaron grabadas”.

Andy no ha dejado de acudir a las convocatorias de su selección. Además, porta la cinta de capitán desde 2010 tras el retiro de Daniel Quiroz, uno de sus máximos referentes y por quien siente muchísima admiración: “Cada vez que lo veía entrenar sentía una envidia sana, que me hacía esforzar más. Le decía que iba a ser mejor que él. Siempre lo tuve como frente y norte”, cuenta. Incluso, tras la primera medalla de bronce en la historia de Venezuela en unos Juegos Suramericanos (Santiago 2014), Quiroz fue el primero en darle la enhorabuena: “Abrí mi teléfono y el primer mensaje que recibo es: ‘¿Te acuerdas cuando me dijiste que ibas a ser mejor que yo? Te felicito, te admiro. Eres mejor que yo’. Que él, mi referente, me diga eso… fue increíble”.

Jugador por pasión, pero también formador por vocación, Adrián encontró la forma de guiar por el buen camino a los talentos emergentes de su tierra natal. Encargado del desarrollo del hockey en su provincia, empezó a amoldar jugadores juveniles para llevarlos a la selección del estado de Vargas. Actualmente, muchos de ellos representan a la nación. Entre ellos, se encuentra Jaiver Ramos (19 años), compañero suyo en OMA Markham y por quien se deshace en elogios. “Desde los 13 años lo veo jugar hockey y he visto su desarrollo. Es un ‘chamo’ que tiene bastante talento. Así como me apadrinó Daniel Quiroz, yo lo tengo apadrinado a él y siempre le exijo. Se levanta conmigo a las cuatro de la mañana para salir a correr, según lo que toque. Tiene un dos especial para llegar a ser el número 2 o 3 de Sudamérica. Puede lograr muchas más cosas de las que yo logré”.

Bajo esa idea, Andy Adrián no ve con malos ojos cambiar el verde por los despachos como su área de trabajo en un futuro. “Hay que darle al hockey lo que el hockey te dio. Sería egoísta de nuestra parte no apoyar al hockey venezolano”, explica.

ADIÓS VENEZUELA

Andy es uno de los miles de casos en Venezuela que, por motivos ya conocidos, no tienen más remedio que abandonar el país para sacar adelante a sus familias y poder subsistir. A pesar de ser licenciado en Gestión de Riesgos y tener un diplomado en Investigación Criminal, la situación lo obliga a dar un paso al costado. “Tú como joven, después de sacrificarte tanto por el país profesional como deportivamente, tienes una meta: una casa, una familia, tener hijos, prosperar, tener un carro. Era todo un tema estancado por el país. Quizás yo vivía bien, pero mis padres no. Decidí salir para poder ayudarlos. Y gracias a Dios, entre mal y bien, se puede ayudar a nuestros padres en Venezuela”, cuenta el menor de cuatro hermanos, que, a pesar de la distancia, siempre encuentra los medios para comunicarse con sus familiares.

“Todo joven venezolano que veas aquí vendiendo chocolate, todo joven que esté en un restaurante, son jóvenes con títulos. No me da pena decirlo: en Venezuela tenía puestos de oficina, vivía bien, y aquí tuve que montarme a un autobús y vender chocolate, cosa que cuando veía en Venezuela me parecía fastidioso. Pero el primer día que lo hice aquí y se me atracó la voz, sentí lo que sentían allá en Venezuela, que por distintas razones también venden chocolates en la calle. Esta es una generación de oro, porque es una generación que se formó vendiendo chocolate; un cirujano plástico de 28 años, una ingeniera civil de 25 años, un abogado penalista… seguro que cuando ellos regresen a Venezuela, de repente no van a tratar mal a ese mesero, que trataban mal por costumbre, porque aquí lo fueron y saben el valor que tiene eso. El que barrió calles, cuando esté en Venezuela no va a tirar golosinas en la calle, porque sabe lo que le costó barrer las calles en Perú. Todo esto lo estoy tomando como un diplomado de vida”.

OMA MARKHAM

Gracias a Raudin Simanca, compatriota suyo y quien tiene más tiempo en Perú, gestiona los contactos para su llegada al equipo de OMA. Andy llegó a cuatro días del inicio del Nacional de Hockey Indoor 2018, un campeonato del que se consagró campeón, pero que tuvo un inicio lleno de dudas. Tras las dos primeras jornadas, OMA Markham sumaba solo dos unidades.

“El equipo no se conocía. Al final, amoldamos el juego a nosotros (Jaiver, Raudin y yo). Empezamos a entonar el equipo a una manera de cómo jugar nosotros para sentirnos más cómodos, ya que tenemos más de cinco años jugando los tres juntos. Fuimos amoldando el equipo a eso y los resultados salieron”, señala. A partir de ahí, OMA Markham solo contó por victorias los partidos que jugó hasta conseguir el título.

Los de Andy Adrián destronaron a OMA en la final masculina (5-4); sin embargo, tras ir 5-1 y a falta de cinco minutos para el final del partido, el resultado final empaña mucho el título conseguido: “(El 5-4) le quitó sabor. En Venezuela nos enseñan a ser competitivos. Cuando vamos a la cancha a competir y las cosas suceden así, nos golpean. Poner el juego 5-1 contra el mejor equipo que tiene Perú, por historia y resultados, y terminar 5-4 tiene un sabor amargo”.

Además, todavía recuerda con mal gesto la jugada que pudo significar el empate del rival. Para suerte de su equipo, el gol del entonces campeón no subió al marcador, pero es consciente de que pudo significar una catástrofe para la posteridad. “Quedaban 30 segundos y yo bajo a retener la pelota. Por querer hacer un ‘caño’ en ese momento, la pierdo y se genera la jugada. Cometí un error infantil quedando 30 segundos, cuando debía sacar y lanzar la pelota a la línea final”, confiesa.

En estos momentos, Andy se encuentra concentrado con su selección antes de disputar el Open Series en Santiago, que inicia el 18 de este mes. Jugó su último partido con OMA Markham en la final del Campeonato Nacional de Hockey Indoor 2018, ya que se pondrá la casaquilla del Sport Francés, club que milita en el Torneo Nacional de Hockey Césped de Chile. En medio de su adiós, el capitán de Venezuela muestra su más sincero agradecimiento por las amistades que se lleva y el cariño de los compañeros tras su llegada al país.

“Ya hablé con la gente del club y se pusieron muy felices. Me dieron todo el apoyo. Soy un OMA de corazón. De ahí me llevo muchos lindos recuerdos. Todo lo que viví desde que llegué. Recuerdo cómo me temblaban las piernas en mi primer día de entrenamiento debido a que llevaba siete días viajando. Me llevo el amor, el cariño, la garra y el compañerismo que se vive ahí. Del Perú me llevo grandes amistades. Me hicieron sentir en casa”.

–          Andy Adrián, 3 de setiembre de 2018

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